5 de agosto cuarto día de camino

TINEO - CAMPIELLO

La  noche fue terrible, apenas dormimos, y al despertar había dejado de llover, pero llevabámos los sacos y la ropa mojada. Las cosas de la mochila al menos no se mojaron. Menos mal que había metido unas bolsas gitantes de basura donde echamos  todo lo mojado. Esa mañana yo estaba muy desmoralizada...

No tardamos en llegar a Tineo, y a la entrada del pueblo encontramos un bar, paramos a desayunar. Como siempre no había tostadas, pero sí unos pinchos buenísimos. Y creo que fue el único lugar donde era proporcionado el precio. Nos llevamos un par de pinchos para comer a media mañana (de pollo empanado mmmmm ;))

El día estaba algo nublado, aparte las nubes estaban por debajo del monte, la verdad que la imagen era preciosa, como en todo el camino, quizás sea algo repetitiva en esto...

 y ahora mirando las fotos recuerdo que nos preguntábamos el por qué de un reloj solar, si allí no había sol!

Ese día me "cabreé" porque llevábamos un motón andado... subidas, bajadas, más subidas... y a esto que llegamos a una pequeña carretera, miramos hacía atrás y allí a dos pasos por la nacional estaba aún Tineo... fue especialmente desmoralizador. Recuerdo que decía: "pero vamos.. quien se va  a creer que Santiago hubiera ido subiendo y bajando montañas  en vez de ir por la ladera como van los coches!! " 

Paramos apoyados en una pared de piedra, me dolían los pies, a parte llevaba los calcetines mojados y los puse al solito que daba allí. Descansamos un poco y nos comimos los pinchos. (A todo esto habrían pasado supongo que más de 3 horas eh...) De nuevo arrancamos a andar y este trozo también me causó admiración. Empezamos a bajar por un camino , por dónde a cada paso que dábamos iba aumentando la humedad, allí no llegaba el sol, a los lados del camino había una pequeña tapia de piedras, muy grandes y todas estaban cubiertas de musgo, pero no era un musgo normal... era un musgo gigante... vamos que unas cabras que pasaran por allí se lo podrían comer. De hecho con el bastón, lo metí entre la piedra y el musgo y salió un felpudo de musgo... jeje

me iba entreteniendo con eso por el camino, y Juan A. arreándome. Después de bajar, como siempre a subir... aunque esta subida no la recuerdo tan fuerte.

Al final llegamos a una pequeña aldea, donde había un merendero, allí nos paramos a descansar y recuerdo que a comernos unos frutos secos. Juan A. volvió a mirar la guía que llevábamos y se cabreó porque la verdad que  no coincidian demasiado las distancias. Estábamos deseando llegar a algún sitio para secar los sacos, la tienda y lavar la ropa.

No se me olvidará.... Justo en este momento Juan A. decía: esto es una mierda! ( la guia)

Después de andar un buen trozo por la carretera... ya hacía calor, y era un repecho... yo iba que no me sentía... llegamos a una aldea: Campiello. En la guía que teníamos hablaba de "Casa Herminia", efectivamente nada más entrar nos encontramos con este lugar, era una pequeña tienda, bar dónde servían comidas y también un albergue privado. La Sra. Herminia era de lo más agradable, la verdad. Entramos, nos dijo que el albergue estaba lleno, a Juan A. lo vi algo agobiado y supongo que ella también, tras decirle que necesitábamos quedarnos en algún sitio nos sugirio una habitación de su hotel... Así que dijimos que sí, la verdad que yo no opuse resistencia... Pagamos... ya hasta la comida, y nos llevó a la habitación. Eran unas habitaciones habilitadas arriba de una nave agrícola, dónde olía mucho a paja. De hecho al entrar  olía mucho a ambientador, muy agradable, pero me pareció exagerado, era por ese motivo. La habitación era pequeña pero la cama muy comoda. Lo primero que hice fue lavar la ropa y ponerla a secar en un tendedero que Juan A. improvisó de unas cintas de embalar, porque un tendedero que había estaba lleno. También puse a secar los sacos y la tienda de campaña. Los puse encima de unos  tubos enormes de cemento de estos que se usan para canalizar arroyos. Hacía viento y sol, en nada estaban secos los sacos. Después nos duchamos y nos fuimos a comer. Ese día fue el peor de ese camino, Juan A. y yo discutimos... eso me puso muy mal y a él también. Pienso que fue el cansancio y  un poco el desánimo... aparte todo el mundo nos decía lo difícil que era el trayecto que quedaba. Ahora que recuerdo, el pie me dolía, en general todo...porque ya opté por ponerme las vendas en los dos pies, y además el dedo corazón me dolía especialmente. Fue en el comedor donde oí que unas chicas se habían tenido que ir porque les habían salido ampollas debajo de las uñas... era lo primero que oía, pero por lo visto era algo muy habitual. Después de comer nos fuimos a la habitación y lo primero que hice fue coger mi botiquin... mi aguja, betadine e hilo e intentar pinchar debajo de la uña, que de hecho estaba como subida... claro.. es que debajo había una ampolla que hacía de colchón...

 A partir de ahí se fue curando y ya no me dolería...

Algo que ayudó  a que en ese día todo fuese un desastre (aparte de todo lo ya contado), llamé a casa de mi madre para hablar con Alba (bueno.. con los otros también, pero era ella la que más me preocupaba, porque no se separaba de mi y no sabía como reaccionaria. Hasta ese momento estaba contenta aunque me preguntaba cuando volvería), y Alba se puso a llorar como una loca.. diciéndo que quería estar conmigo y claro, era lo que me faltaba a mi...

Ese día pensé volverme y abandonar. Preguntamos por autobuses para adelantar trayecto y nos dijeron que ni locos, por allí no pasaban autobuses, tan sólo podíamos avisar a un taxi.

Juan A. llamó, y quedamos en que a las 8 de la mañana del día siguiente pasaría a recogernos y luego a otra pareja de Córdoba (los de Córdoba fueron más espabilados ya que le dijeron al taxista que pagarían sólo la mitad del viaje, la otra mitad nosotros.Por cierto...nosotros no pagamos la mitad sólo nos descontó 10 €)